El caballero de la armadura oxidada.
El libro consta de siete capítulos en los que se narra las diferentes etapas por las que va pasando el caballero hasta que llega a descubrir como es en verdad.
La historia comienza explicando porqué se coloca el caballero su armadura, bonita y reluciente, que le protege de todo lo que hay en el exterior, tanto en la guerra como en su vida familiar, incluso de sí mismo.
Solo y totalmente desconectado de sí mismo comienza a recorrer lo más profundo de la mente humana, ayudado por un guía espiritual como el mago Merlín y unos extraños compañeros de viaje como la ardilla, la paloma Rebeca y su fiel caballo.
El camino es largo y duro y el caballero pasa por momento de incertidumbre y que tiene que luchar contra sus propios sentimientos así gracias a su descenso al interior de sí mismo, a irse escuchando y recordar las palabras de Merlín ,así como de la ayuda prestada por sus amigos, la paloma y la ardilla va recorriendo la senda de la verdad, atraviesa los castillos del silencio, conocimiento, osadía hasta llegar a la cima de la verdad y darse cuenta allí de todo sus sufrimiento ha sido en vano y que toda esa lucha y represión le ha llevado a ir deshaciéndose de su armadura , (cada vez que lloraba la armadura se oxidaba y se le caía una pieza) y presentándose como la persona buena, generosa, valiente, y sobre todo que siente amor por los demás sobre todo por su mujer y su hijo Cristóbal.
Por cada sitio que pasaba había una inscripción que te hacía pensar, una especie de acertijo, y con ese pensamiento, evolucionaba hacia su interior y daba un paso más para deshacerse de su armadura.
Su miedo a estar solo que siempre tuvo fue lo que le llevó a aferrarse a la armadura y cuando descubrió esto apareció Sam, su yo verdadero que siempre iría con él a todas partes incluso pedía mantener una conversación con él. Gracias a Sam llegó a su interior.
Hasta que dejó de hacer juicios, culpar a los demás de sus cosas, hasta que dejó de ponerse excusas no comprendió que no se puede culpar a nadie, entonces fue cuando perdió el miedo. El cielo y la tierra se dieron la vuelta y dejó de descender, ahora tocaba subir y volver a ser una buena persona.
Su última frase “casi muero por las lágrimas que no derramé” Terminan con el resto de la armadura y por fin se liberó.
martes, 16 de febrero de 2010
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