martes, 16 de febrero de 2010

El caballero de la armadura oxidada

El caballero de la armadura oxidada.

El libro consta de siete capítulos en los que se narra las diferentes etapas por las que va pasando el caballero hasta que llega a descubrir como es en verdad.
La historia comienza explicando porqué se coloca el caballero su armadura, bonita y reluciente, que le protege de todo lo que hay en el exterior, tanto en la guerra como en su vida familiar, incluso de sí mismo.
Solo y totalmente desconectado de sí mismo comienza a recorrer lo más profundo de la mente humana, ayudado por un guía espiritual como el mago Merlín y unos extraños compañeros de viaje como la ardilla, la paloma Rebeca y su fiel caballo.
El camino es largo y duro y el caballero pasa por momento de incertidumbre y que tiene que luchar contra sus propios sentimientos así gracias a su descenso al interior de sí mismo, a irse escuchando y recordar las palabras de Merlín ,así como de la ayuda prestada por sus amigos, la paloma y la ardilla va recorriendo la senda de la verdad, atraviesa los castillos del silencio, conocimiento, osadía hasta llegar a la cima de la verdad y darse cuenta allí de todo sus sufrimiento ha sido en vano y que toda esa lucha y represión le ha llevado a ir deshaciéndose de su armadura , (cada vez que lloraba la armadura se oxidaba y se le caía una pieza) y presentándose como la persona buena, generosa, valiente, y sobre todo que siente amor por los demás sobre todo por su mujer y su hijo Cristóbal.
Por cada sitio que pasaba había una inscripción que te hacía pensar, una especie de acertijo, y con ese pensamiento, evolucionaba hacia su interior y daba un paso más para deshacerse de su armadura.
Su miedo a estar solo que siempre tuvo fue lo que le llevó a aferrarse a la armadura y cuando descubrió esto apareció Sam, su yo verdadero que siempre iría con él a todas partes incluso pedía mantener una conversación con él. Gracias a Sam llegó a su interior.
Hasta que dejó de hacer juicios, culpar a los demás de sus cosas, hasta que dejó de ponerse excusas no comprendió que no se puede culpar a nadie, entonces fue cuando perdió el miedo. El cielo y la tierra se dieron la vuelta y dejó de descender, ahora tocaba subir y volver a ser una buena persona.
Su última frase “casi muero por las lágrimas que no derramé” Terminan con el resto de la armadura y por fin se liberó.

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